FLORECER DESDE EL SER
Con la llegada de la primavera un nuevo ciclo de renacimiento comienza, se nos regala la oportunidad de despertar a un reencuentro creativo con nuestra vida. De lo aprendido en el invierno podemos extraer la fuerza para iniciar un nuevo momento de expansión.
Aunque las estaciones no son tan marcadas en algunos lugares de la madre tierra, sin duda es una energía que se siente a nivel más sutil y que de alguna manera se hace presente en nuestros ciclos internos. Yo llamo a esto los ritmos del alma.
Entre más en contacto estamos con nuestro cuerpo, emociones, pensamientos, vamos descubriendo y andando a nuestro propio ritmo y como si de una danza se tratara entramos en el flujo de la vida. Entramos en contacto con la pulsación del universo, este nos habita para guiarnos.
El tiempo como lo concebimos a nivel mental -social recordemos que es una creación, una estructura que si bien es útil muchas veces nos limita o presiona.
En realidad, como concibo el tiempo y lo experimento más allá de un reloj y una agenda, para mi tiene que ver mucho más con una escucha constante y honesta de lo que necesitamos y de como se mueve el entorno. Y a partir de ahí crear una organización orgánica de nuestros recursos.
Entonces la entrada de cada estación es una energía a la que estamos receptivos. la primavera es una invitación de la vida que nos invita a florecer, a cantar como las aves, a brillar como el sol, a crear movimiento.
Y más allá de la metáfora es imprimir nuestra energía en nuestras acciones, entrar en procesos creativos donde el alma se expresa de manera autentica liberándonos del invierno interior. Es un momento de llevarnos a la acción consciente que emerge desde lo más sagrado de nuestro ser.
La primavera es saber que ya interiorizamos en el invierno, cuyas reflexiones las llevamos a ser acciones conscientes. Con la primavera surge un impulso natural de explorar, crear, reencontrarnos con la vida y su candor.
¿Y te preguntaras y todo esto que tiene que ver con Yoga?
¡¡Ah!! Pues es un buen momento para explorar desde el gozo el contacto con el cuerpo, brindarle a nuestro cuerpo el espacio para desentumirse y llenarse de nueva reserva de Prana, llenarlo de vitalidad y que sea un vehículo a disposición de nuestra alma. Es el momento para mudar de piel y crear una nueva danza.
Es un momento en donde podemos volver a la ligereza de cuerpo, mente y espíritu. De volver a contactar con el contento por la vida misma.
Y la practica de Yoga nos ofrece ese espacio amplia-mente creativo para explorar nuestros potenciales que quizá estaban en reposo con el invierno. Ponerte sobre el tapete de yoga puede ser nutritivo para comenzar a arraigar esta energía en lo concreto. Un punto de partida a partir de nosotros mismos y nuestra propia energía. Hacer uso eficiente de esta energía para hacer cuerpo lo que deseamos que florezca.
Así que te invito a crear ese espacio-ritual de la práctica; ya sea bailando, dejando que tu cuerpo se mueva libremente y comenzar a construir una practica desde la suavidad orgánica de sentir tu respiración. Toma tiempo para sentir tu cuerpo, moverte sin el afán de lograr nada sino por el gusto de que eres cuerpo y puedes moverte. El resto se dará a su ritmo. Anda un paso a la vez, pero camínalo.
Que el cuerpo se vuelva una celebración de la vida, que la vida este llena de inspiración y la inspiración sea la que nos muestre el camino de lo que estamos entusiasmados de crear.
Con amor Odemaris