El inicio de la práctica.

La práctica se trata de escuchar, escucharlo absolutamente todo, libre de juicio, creencias, anticipaciones o proyecciones.

 

Escuchar es la práctica misma;

empieza escuchando la caricia de tu respiración,

escucha el ritmo que calza tu corazón al palpitar,

escucha la multiplicidad burbujeante de tus sensaciones corpóreas,

escucha tus pensares más íntimos,

escucha el espacio que eres,

escucha tu piel,

escucha la sólida voz de tus huesos,

escucha tu ruido, tu melodía, tu silencio,

escucha el rojo de tus entrañas y la luz clara de tu ser.

 

Escucha, escucha, escucha hasta volver al silencio sagrado que todo engendra.

Escúchalo todo como si Dios mismo te hablara.

Escucha.

 

Así nos vamos familiarizando con una escucha más refinada de lo que sentimos a nivel físico, a nivel emocional. Y en algún momento la escucha nos toma y nos volvemos la escucha misma.

Solo a través de dar espacio a lo que nos habita podremos reconocer la dirección que requerimos tomar en la práctica como en la vida.  Así también sabremos dirigir la energía adecuada para establecernos en nuestro propio cuerpo y ser.

Si me preguntaras de que se trata practicar yoga, te diría que se trata de establecer una comunicación radicalmente honesta con nosotros mismos y con la vida; se trata que lo que vamos entendiendo sobre el tapete también peerme la totalidad de nuestra vida. ¿Y cómo pretendemos comunicarnos sino escuchamos? Escuchar es entender, es crear un dialogo, es saber que se pide de nosotros en cada momento.

El principio para establecer una práctica es la disposición a escucharnos, cuidarnos a través de un lenguaje que se vuelve corpóreo y sutil. Movernos con consciencia y un contacto real con nuestro cuerpo nos permite también crear este dialogo con el entorno y así sincronizarnos con el universo

Escuchar es estar plenamente presentes y vivos para entender lo que nuestro corazón realmente desea, es la posibilidad de habitar una mente clara y expresar libremente este dialogo entre nuestro corazón y mente.

Es saber guardar una pausa para no estar en la anticipación de lo que suponemos. La práctica me ha permitido tener ese espacio donde la escucha es mi guía para reconocer si necesito pausar, fluir, respirar, comunicar o quizá guardar silencio. Escuchar es simplemente estar en total apertura sin resistir a lo que es.

Antes de pretender lograr algo con la práctica es reconocer donde estamos parados, cual es nuestro punto de partida. Solo así sabremos qué camino tomar. Sino solo seguiremos la inercia de patrones que se perpetúan en el tiempo o bien estaremos siguiendo lo que alguien más dice, pero sin hacer uso de nuestra propia inteligencia.

El regalo de la escucha es saber ubicarnos en nuestro propio territorio. Escuchar nos permite estar totalmente presentes para relacionarnos con nuestra vida, libres de las nociones limitadas del mundo y de nosotros mismos que hasta ahora nos mantienen oscilando entre emociones, deseos y sufrimiento.

Escuchar es la puerta a liberarnos de todo esto.

No hay diferencia entre el que escucha y lo que es escuchado, todo surge como una expresión de la misma conciencia.

 

Cuéntame para ti ¿Qué es escuchar? ¿Cómo te das un tiempo para escucharte?

 

Con amor Odemaris.